Setenta y Seis

imbecilidades variadas



Peque...


Lo siento. Y lo digo de verdad.

No sé qué me pasa últimamente, pero de un tiempo (largo) a esta parte me he dado cuenta de que no hice más que cagarla contigo. Y es algo que no entiendo; no sé si es algún tipo de actitud masoquista u odio interno a mí mismo, porque cuando me enfadaba contigo, o cuando hacía que te enfadaras conmigo, en verdad es como si me arañara el corazón o me desgarrara el pecho. Te quiero. Te quiero mucho, y eres lo más preciado que tuve, y yo, como un crío idiota, me dediqué a hacerte mal, a tratarte de forma egoísta y caprichosa. Y lo que más me jode es que, aún así, tú me decías que me querías; que me querías porque era bueno contigo. Y encima me lo creía, y me olvidaba de todo el mal que te hacía, "porque era bueno contigo".

Y nunca supe cómo cambiarlo, porque nunca supe por qué lo hice. Un día, porque estaba cansado del trabajo, con la espalda hecha polvo y la cabeza ardiendo, y me jodía tener que llegar a casa y ponerme a mediorrecoger, y saltaba a la mínima; otro, porque me dolía todo de haber dormido en el sofá, y así vete tú a saber qué más... Pero ya no importa, porque son sólo excusas que no sirven cuando se tienen por sistema. Así que no entiendo qué clase de problema tengo, ya no contigo, sino conmigo mismo. Me da igual que sea un trabajo, un juguete, una amistad o un tesoro, que siempre termino jodiendo lo que me importa y lo que me agrada.

Me parece lo más lógico del mundo que me devolvieras las llaves; no entiendo que quisieses volver a casa, a ver si se me quitaba la estupidez de encima, o es algo que me ha calado tan hondo que ya es un tufo perenne. Yo, desde luego, no querría verme y aguantarme así. Pero, por otra parte, cuando pienso que esta noche llego a casa y no estás, los ojos me aprietan, y la garganta se me hace un nudo.

Y sé que esto no es manera de decir las cosas, pero al menos me ayuda a tomarme mi tiempo para decir cada cosa, a respirar un poco. Contigo delante sólo puedo quedarme callado, avergonzado, incapaz de decir nada.

Así que, otra vez más, lo siento. Ojalá hubiera podido retenerte junto a mí para siempre.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Todo termina cuando nosotros mismos decidimos que termine. Siempre se pueden intentar cambiar las cosas. A no ser que deseemos acabar con todo.

Tú eres el responsable de tu vida