Cuarenta y dos


Estaba yo un día en el campo, disfrutando del paisaje cuando, de repente, el cielo se abrió y apareció Dios. Y no un Dios cualquiera, ¿sabes?, sino uno de los buenos. De los importantes.

Y se me quedó mirando fíjamente (con lo que sea que tienen los Dioses para ver), intentando sonsacar los secretos de mi alma, atravesando mi piel como si fuera transparente.

- ¿Tienes fuego?- pregunté.

Parpadeó un par de veces (con lo que sea que tienen los Dioses para parpadear), y asintió visiblemente confuso. De repente, una zarza que había junto a mí empezó a arder.

- ¡Pero qué coño haces! ¿Qué quieres, que vengan los del SEPRONA y me metan un puro?- exclamé, malhumorado- ¡Joder! Sólo quería encenderme un cigarro...

Me quedé mirando al Dios, y estuve a punto de seguir con la bronca, pero pensé "¡Qué coño! Todos nos equivocamos..."


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos dioses que no tienen cuidado con la naturaleza que han creado... Espera, a lo mejor ese dios de los "güenos" no creó esa naturaleza. A lo mejor creó otra. O no creo ninguna. A lo mejor ningún dios creó ninguna naturaleza ni na de na. A lo mejor no hay dioses ni na de na. ¿Entonces estamos sólos?
Ayer, en House (¡cacho serie!) un paciente se iba a morir y decía que no le importaba, sólo eran reacciones químicas. La guapa respondía:
- ¿Es más reconfortante pensar que esto es todo?
El otro:
- Me consuela más pensar que ésto no es solo una prueba.

Donie
PD: Odio los blogs. Tómate ésto como un favor.

lluvia de emergencia dijo...

¨Dios no está a la altura. Ni siquiera está en el Listín Telefónico. Pero de todos modos es encantador.¨

Tristan Tzara.