Cincuenta y ocho

De lo divino y lo humano, en un balcón estrecho, con velas que ahuman pero huelen bien; con una cerveza o un tintito con limón, y siempre con un cigarro; doblándonos para pillar un trocito de cielo, entre el skyline del piso de enfrente, donde vive esa señora mayor que tiene el balcón comido de mierda, lleno de cacharros que jugamos a identificar y dar utilidad. Puede que suene algo de jazz, que es lo más típico, o puede que no. Puede que lo compartamos entre nosotros, o con otros, o con otras, pero nunca lo hacemos solos. Puede que el skyline sea una mierda de piso de los años sesenta que nos separa de Lavapiés, y que el cielo en Madrid esté oculto por una costra de alquitrán, pero aún sigue siendo genial, porque son nuestras vistas.



Revolver recuerdos, proyectar ilusiones, trazar planes fantásticos irrealizados, reirnos mucho.



4 comentarios:

Gato negro dijo...

Tienes que contar con nuestra acttri preferida que cada semana abandona a su amado. Historias que llenan nuestras horas de ferviente interés.
En poco conoceremos el ruido de la lluvia constante colándose en nuestras ventanas, y el frío que fuera asusta y en casa obliga a pantalones de una solo vuelta.
En dos semanas nos esperamos, en el mismo lugar, a la misma, siempre iguales y siempre diferentes.
Te quiero hermano

GATO NEGRO

E dijo...

Nanananananananaaaa

Riamos, riamos todos mucho.

Espero ver ese "skyline" alguna vez dentro de poco.

Anónimo dijo...

De cada instante abandonado, perdido o deshojado se desprende una sonrisa con olor a tierra mojada, que poco a poco, suavemente, nos empuja a avanzar incluso cuando retrocedemos para odiar añorar y llorar.
Un desgarro no es más que una forma de recordar la vida.

Gato negro dijo...

Y aunque hemos llegado, todavía no he aterrizado del todo, todavía no he sentido el sabor en mis venas. Estas pequeñas horas no han sido compartidas, ni vividas, ni miradas, ni tan siquiera escupidas.
Suspiro, todo aire para seguir, pero no quiero más palabras. Espero vivir dentro, muy adentro el sabor que conocemos en recuerdos de últimos días que nos vimos por última vez.

GATO NEGRO