Cincuenta y tres


Hay algo que no entiendo. ¿Por qué me cosquillean las piernas y noto crecer un hueco en el pecho cuando te veo? Da igual que te vea o no; me vale con imaginarte. Pero, ¿por qué? Es decir... ¡no tiene ningún sentido! Al menos, no ya; no ahora.

Supongo que no me lavé bien. Por dentro, quiero decir. El otro día llovió. Cayó un chaparrón terrible, de esos que hacen temblar el suelo, y que las hormigas temerosas de Dios se escondan muy muy hondo. Todo era un charco continuo: desde el cielo hasta el hogar de la hormiga más supersticiosa. Y yo fluía a través. Me deslizaba entre el agua como el aceite, sin mezlarme nunca, pero sintiéndome igual. Ni siquera esa lluvia me ha terminado de lavar. Supongo que me manchaste bien, maldita...

Y eso de que la mancha de una mora, con otra verde se quita... Eso, además de ser mentira, es que termina siendo una guarrería ya, hombre. Que tengo las entrañas como si me hubiera comido la casa de un Pitufo: llenas de luces y manchas de colores...

Pero ya me da igual... Esas luces y colorines tan brillantes y tan chulos que no dejan de moverse al ritmo de una música que llevo en la cabeza cuando no se oye nada me guían. Me acercan y alejan de los sitios, aunque no me mueva. Marea un poco, claro. Lo mismo que dar vueltas...

Me cansa ya, ¿sabes? Todo el día igual, que si arriba, que si abajo. No quiero seguir así. Más que nada, porque no gano para zapatillas, y estoy harto de resbalar en mis lágrimas, y tener que ir arrastrando luego los pies para secarlas.

Aunque me quedan pocas lágrimas ya... Casi todas cayeron en tu funeral, dentro de mi estómago, repicando tristemente con mis jugos gástricos. Al final, como era de esperar, lo ácido ganó a lo triste y salado...






Por cierto... si alguna sales de tu tumba y vez lees esto -que no lo creo-, quiero que sepas que no es de ti de quien hablo.

Es otra.


8 comentarios:

E dijo...

Te diría mucho bla bla bla, pero te digo que si encuentras un quitamanchas eficaz, cómprame otro a mí.

Y que un texto precioso. Y que un abrazo, mr. nadie.

Julia Moreno dijo...

...realmente precioso, me quedo sobre todo con el final-yo me apunto tambien si encuentras un quitamanchas...-

Bibián dijo...

Pienso en las noches psicodélicas y en tus luces y que mejor es ir a bailar... y si te resbalas pues nada, "break dance" pensarán los otros, y si se nota la mancha , moda insinúas y todos sonrien y te abrazan.
Y es como el infierno y bajas y bailas tres días y resucitas y vuelves a morir!
Te agradecerís si me llevaras...

Elena -sin h- dijo...

Al final las moras verdes no hacen más que acentuar la mancha en las madrugadas de después. Y la lluvia sólo da frío. Ni siquiera vomitar ayuda, pues te deja aún más solo de lo que ya te sentías antes.
Sólo el tiempo (demasiado en ocasiones) se convierte a veces en lejía. Y siempre deja un olor desagradable...

Natxo sin parentesis dijo...

Es importante la aclaración final. Demasiado

Cle dijo...

Novios, novias cadáveres, nosotros mismos, un cadáver... Por aquí anuncian lluvias y creo que me dejé las botas para el agua en un armario viejo, muy viejo. Ahora piso los charcos, busco a las hormiguitas e intento no pasar frío. La pregunta es: ¿Es el quitamanchas lo que buscamos?

PD: Muy envolvente esa entrada con Office Kitano Sound. ;)

Anónimo dijo...

lo peor de todo es cuando usas el quitamanchas equivocado...como el "cebralin" ese... te lo pones y por un momento crees que la mancha desaparece y eres feliz, vuelves a sonreir, olvidas los lloros, las mentiras, la presion en el pecho la angustia...pero cuando vuelves a mirar, el cebralin te ha dejado un cerco alrededor de la mancha, que es peor que la propia mancha en si....

lluvia de emergencia dijo...

por qué será que me gusta taaaaanto este texto? muchas gracias por poner palabras a lo que siento algunos días. jeje parece un mal común a veces.

niño, saluuuudos con sabor a té