Su voz sonaba como un viejo impermeable, de color marrón; no el impermeable, sino la voz. Y retumbaba, hacía vibrar el aire de mi interior, obligándome a escuchar.
La piel, por el contrario, daba la impresión de ser gris, cuarteada y dura. Algo así como lija, o madera, o piedra, pero si le apretabas la mejilla con un dedo, cedía hacia el interior, y la piel se estiraba en una sonrisa, que contraía su rostro en arrugas.
Olía de forma peculiar, como a sombreros viejos, ya sabes cómo huelen las sombrererías... El destilaba ese olor, que se mezclaba con el cuero de su voz y la aspereza de su piel. Fumaba mucho, cigarrillos gordos liados rápidamente que nunca se separaban de sus labios, ahumando sus ojillos.
A cada movimiento de su cuerpo caían copos de polvo, que refulgían a la luz como si el aire se convirtiera en oro, y cuando se reía parecía que empezaba a arder, envuelto en brillo de estrellas diminutas.
La piel, por el contrario, daba la impresión de ser gris, cuarteada y dura. Algo así como lija, o madera, o piedra, pero si le apretabas la mejilla con un dedo, cedía hacia el interior, y la piel se estiraba en una sonrisa, que contraía su rostro en arrugas.
Olía de forma peculiar, como a sombreros viejos, ya sabes cómo huelen las sombrererías... El destilaba ese olor, que se mezclaba con el cuero de su voz y la aspereza de su piel. Fumaba mucho, cigarrillos gordos liados rápidamente que nunca se separaban de sus labios, ahumando sus ojillos.
A cada movimiento de su cuerpo caían copos de polvo, que refulgían a la luz como si el aire se convirtiera en oro, y cuando se reía parecía que empezaba a arder, envuelto en brillo de estrellas diminutas.
2 comentarios:
Me encanta tu entrelazado de sentidos. Precioso.
uau! enhorabuena; me encanta. Sobre todo el final, sobre todo, todo, en realidad
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