Veo el mundo desplazarse a lo largo y desaparecer. El tiempo pasa ante mí, materializando la sucesión de acontecimientos. las estelas que dejan los hechos importantes no son más brillantes que la de los insignificantes. Los ojos del Tiempo no distinguen el polvo de la sangre; son sólo rayas prolongándose hacia el infinito, tejidas en un tapiz arcaico.
El dorado del polvo se mezcla con el rojo de la sangre y se diluye en él. Todas las historias quedan borradas en el reguero carmín que vuelve a su origen, del que nunca terminó de salir.
Las puertas se cierran a su paso; sus pisadas no hacen ningún ruido, y su aliento es hielo. Se desplaza lentamente, saboreando cada paso, absorviendo todo lo que tiene a su alrededor, tinéndolo con su presencia. Nada puede detenerlo, y vaga tranquilamente por el pasillo, observando los tapices, antes de quedar convertidos en charcos sanguinolentos en las paredes, las lámaparas y sus complicados trabajos de cristalería, que se tornan en rubíes al recibir la luz de sus ojos, deteniéndose en cada pequeño detalle, para embellecerlo y destruirlo.
El dorado del polvo se mezcla con el rojo de la sangre y se diluye en él. Todas las historias quedan borradas en el reguero carmín que vuelve a su origen, del que nunca terminó de salir.
Las puertas se cierran a su paso; sus pisadas no hacen ningún ruido, y su aliento es hielo. Se desplaza lentamente, saboreando cada paso, absorviendo todo lo que tiene a su alrededor, tinéndolo con su presencia. Nada puede detenerlo, y vaga tranquilamente por el pasillo, observando los tapices, antes de quedar convertidos en charcos sanguinolentos en las paredes, las lámaparas y sus complicados trabajos de cristalería, que se tornan en rubíes al recibir la luz de sus ojos, deteniéndose en cada pequeño detalle, para embellecerlo y destruirlo.

1 comentario:
Pero es triste que no sepa distinguir...
¡y yo sin saber qué decir ante cosa tan bien escrita!
Te quiero
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