Ahora tengo un pez.
Mola, está ahí al lado, y no da problemas. Sinceramente -y a pesar de haber visto la de Buscando a Nemo-, creo que hay poca diferencia entre ese pez y uno de verdad; o de los que salen en las televisiones modenas como salvapantallas. No le encuentro mucho chiste a los peces, la verdad. Se entiende que cuando digo peces me refiero a pececitos domésticos, a los que están apresados en una cárcel de cristal.
Lo que siempre me gustaron de los peces son los acuarios. Supongo que tiene que tener relación con el modelismo, con las maquetas y los muñequitos que siempre empiezo a pintar hasta que me canso. Los acuarios son geniales, porque además de hermosos, de haberlos hecho tú (no me valen las peceras redondas que te daban en el tiro al blanco de la feria), tienen utilidad: son casitas para peces...
Y aunque los peces no me digan nada, sus casitas sí. Tienen castillos enanos, y buzos que se asfixian por una pérdida en la bombona, y tesoros perdidos de piratas olvidados, y galeones en ruinas, piedrecitas de colores casi sicodélicos y algas sicotrópicas.
Mi pez no tiene nada de eso. Tiene esta página que lees, pero que a lo mejor puede convertirse en algo tan fantástico como la pecera, si te pones a tirar piedrecitas de colores, a hundir barcos para que pierdan sus tesoros, y a ahogar buzos que exploran castillos inundados.
Mola, está ahí al lado, y no da problemas. Sinceramente -y a pesar de haber visto la de Buscando a Nemo-, creo que hay poca diferencia entre ese pez y uno de verdad; o de los que salen en las televisiones modenas como salvapantallas. No le encuentro mucho chiste a los peces, la verdad. Se entiende que cuando digo peces me refiero a pececitos domésticos, a los que están apresados en una cárcel de cristal.
Lo que siempre me gustaron de los peces son los acuarios. Supongo que tiene que tener relación con el modelismo, con las maquetas y los muñequitos que siempre empiezo a pintar hasta que me canso. Los acuarios son geniales, porque además de hermosos, de haberlos hecho tú (no me valen las peceras redondas que te daban en el tiro al blanco de la feria), tienen utilidad: son casitas para peces...
Y aunque los peces no me digan nada, sus casitas sí. Tienen castillos enanos, y buzos que se asfixian por una pérdida en la bombona, y tesoros perdidos de piratas olvidados, y galeones en ruinas, piedrecitas de colores casi sicodélicos y algas sicotrópicas.
Mi pez no tiene nada de eso. Tiene esta página que lees, pero que a lo mejor puede convertirse en algo tan fantástico como la pecera, si te pones a tirar piedrecitas de colores, a hundir barcos para que pierdan sus tesoros, y a ahogar buzos que exploran castillos inundados.
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